Después de casi seis años desde su último disco en estudio Reload (recordemos que el posterior Garage Inc. fue un disco de versiones y el S&M de 1999 un apoteósico directo junto a la sinfónica de San Francisco), vuelve la mítica banda de la Bay Area con un nuevo álbum para continuar haciendo lo que tan bien saben hacer: lapidarnos despiadadamente con su letal música y provocar, provocar y provocar.
Nadie se esperaba un disco como St. Anger. Los Metallica saben muy bien lo que hacen y no iban a conformarse componiendo unas cuantas canciones para alivio de las masas de fans anhelantes de la ya cansina y coreada “vuelta a los orígenes”. Porque no nos engañemos. Por más que se haya anunciado que los Metallica han vuelto a hacer música buena y de la dura, que nos encontramos ante otro Master of Puppets, o que por fin han recuperado ese puesto en la cima del metal, de donde nunca debieron caer ¿?, no debemos dejarnos embaucar por los falsos profetas de esa inquisición que tanto abunda últimamente entre las filas de la decadencia musical inamovible. Porque este es un disco con once temas que por norma general no bajan de los ocho minutos de duración. Un disco donde la caja de la batería de Lars Ulrich suena como la tapadera de un bidón de gasolina, y donde en los 75 minutos que dura no podemos encontrar ni un solo de guitarra, instrumento que por otra parte se deja oír de una manera sucia y apagada a lo largo de todas las canciones. ¿De qué se trata entonces? Estamos delante de un disco de muy difícil escucha, de letras que navegan en la cada vez más acusada introspección de James Hetfield, y que son arropadas por una contundencia instrumental turbia y desgarrada, amarga al oído, pero que sabe deslizarse perfectamente de la mano de una voz rasgada por el sentimiento y que oscila entre la melancolía de unos limpios coros imberbes en su música hasta la rotura sonora de un delirio al desnudo. Estamos en el territorio escarpado donde reside la buena música. Con una producción a cargo de Bob Rock y Metallica y con el propio Rock al bajo en la grabación del álbum (en directo disfrutaremos del mismísimo Robert Trujillo), la banda se adentra en la aventura de aquello que uno quiere hacer y que surge de lo más profundo del propio ser. De la comunión musical entre los cuatro componentes de esta máquina demoledora que es Metallica. Hagan lo que hagan. Y eso es algo que no todos están preparados para comprender.
Lo mejor del disco: St. Anger, Dirty Window, Shoot Me Again, y The Unnamed Feeling. Y atención al DVD incluido con un video en el que el grupo interpreta en estudio el álbum al completo. Sin olvidarnos de la edición en single de St. Anger que incluye parte de las sesiones grabadas para el disco de tributo a los Ramones, con auténticos himnos como Today your love, tomorrow the world o Now I wanna sniff some glue.
1 Frantic
2 St. Anger
3 Some Kind Of Monster
4 Dirty Window
5 Invisible Kid
6 My World
7 Shoot Me Again
8 Sweet Amber
9 The Unnamed Feeling
10 Purify
11 All Within My Hands
Disco: http://tinypasted.com/RZOHI6EO
Nadie se esperaba un disco como St. Anger. Los Metallica saben muy bien lo que hacen y no iban a conformarse componiendo unas cuantas canciones para alivio de las masas de fans anhelantes de la ya cansina y coreada “vuelta a los orígenes”. Porque no nos engañemos. Por más que se haya anunciado que los Metallica han vuelto a hacer música buena y de la dura, que nos encontramos ante otro Master of Puppets, o que por fin han recuperado ese puesto en la cima del metal, de donde nunca debieron caer ¿?, no debemos dejarnos embaucar por los falsos profetas de esa inquisición que tanto abunda últimamente entre las filas de la decadencia musical inamovible. Porque este es un disco con once temas que por norma general no bajan de los ocho minutos de duración. Un disco donde la caja de la batería de Lars Ulrich suena como la tapadera de un bidón de gasolina, y donde en los 75 minutos que dura no podemos encontrar ni un solo de guitarra, instrumento que por otra parte se deja oír de una manera sucia y apagada a lo largo de todas las canciones. ¿De qué se trata entonces? Estamos delante de un disco de muy difícil escucha, de letras que navegan en la cada vez más acusada introspección de James Hetfield, y que son arropadas por una contundencia instrumental turbia y desgarrada, amarga al oído, pero que sabe deslizarse perfectamente de la mano de una voz rasgada por el sentimiento y que oscila entre la melancolía de unos limpios coros imberbes en su música hasta la rotura sonora de un delirio al desnudo. Estamos en el territorio escarpado donde reside la buena música. Con una producción a cargo de Bob Rock y Metallica y con el propio Rock al bajo en la grabación del álbum (en directo disfrutaremos del mismísimo Robert Trujillo), la banda se adentra en la aventura de aquello que uno quiere hacer y que surge de lo más profundo del propio ser. De la comunión musical entre los cuatro componentes de esta máquina demoledora que es Metallica. Hagan lo que hagan. Y eso es algo que no todos están preparados para comprender.
Lo mejor del disco: St. Anger, Dirty Window, Shoot Me Again, y The Unnamed Feeling. Y atención al DVD incluido con un video en el que el grupo interpreta en estudio el álbum al completo. Sin olvidarnos de la edición en single de St. Anger que incluye parte de las sesiones grabadas para el disco de tributo a los Ramones, con auténticos himnos como Today your love, tomorrow the world o Now I wanna sniff some glue.
1 Frantic
2 St. Anger
3 Some Kind Of Monster
4 Dirty Window
5 Invisible Kid
6 My World
7 Shoot Me Again
8 Sweet Amber
9 The Unnamed Feeling
10 Purify
11 All Within My Hands
Disco: http://tinypasted.com/RZOHI6EO
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