Una bandaza, como Machine Head, con uno de los directos más aplastantes del planeta, y en un momento de garra tremendo, gracias a la buena respuesta obtenida con "Supercharger" y su posterior tour, que vió como se unía al combo el genial Phil Demmel (Vio-lence), sustituyendo al huídizo Ahrue Luster, personaje que nunca encajó, de cara a fans, en el reinado de los Machine Head, necesitaba, ya, de un esplendoroso disco en directo, para poder "fardar" y dárselas, ante sus amigos.
Si tocas en un grupazo del nivelón de Machine Head y has parido obras magnas como "Burn my Eyes" o "The More Things Change..." (y las que quedaban) es normal que ya quieras tener tu propio "Live", para ponerlo al lado del "Decade of Agression" de Slayer, el "Official Live" de Pantera, el "Live Mexico 93" de Metallica o el "No Holds Barred" de Biohazard, bandazas por las que el amo del invento, Rob Flynn, siente auténtica devoción.
"Hellalive" (sí, junto), el primer directo en la historia de Machine Head, con cuatro discos (de mayor y menor nivel) a las espaldas de los gladiadores musicales que se van a subir al escenario a defenderlos, y con una audiencia (la británica) que enseguida da muestras, y descaradas, cuando algo no la satisface, es la prueba de fuego, para Rob Flynn.
Desde los añejos tiempos en los que formó parte de los iniciales Forbidden, y, más tarde, de Vio-lence, Rob Flynn siempre ha soñado con ser un icono en el mundo del metaleo, y "Hellalive" es su grito de guerra. Machine Head nació como una mixtura salvaje, y genial, de combos como Sepultura, Pantera, Slayer o Metallica, y ahora, en pleno Diciembre de 2001, Rob lo va a tener que demostrar, y mejor que nunca, ya que la movida se está grabando. Llega la hora del doble o nada. Llega la hora de plantarse en el escenario, apretarse los cojones, coger el micro, afilar la ESP Explorer (como su estimado tito James) y desatar todos los infiernos, en el nombre del buen Metal. Suerte, Rob...
"Bulldozer", el inicio de ceremonia riffera y "groovie", y que se abre con la manida intro de "La Profecía" (con la que abren sus shows gente como Vader, Overkill, Dimmu Borgir o Testament), pronto se destapa como rítmico-fastuoso, con toda la banda cabalgando como si fuese un solo ser, y lo más importante, con un público receptivo. Tema que, quizás, no pega para abrir un directo, y más teniendo en cuenta la de material "rapidote" que tienen los de Oakland, pero bueno, "Bulldozer" tiene "chicha" riffera para dar y tomar. Flynn suena muy bien, aún lejos de sus idolatrados Anselmo o Cavalera, pero con fuelle y cierta llama.
"The Blood, The Sweat, the Tears", "Ten Ton Hammer" (intensa, como un martillazo en los cojones), "Old" (clásico total, y con una reacción la mar de entusiasta, y merecida), "Crashing Around You" y "Take My Scars" (Machine Head + Fear Factory), todas con un sonidazo brillante, "groovie-thrasherín", puro y demoledor (aunque, quizás, demasiado puro y brillante, algo alejado del puro calor que destilan sus obras en estudio, mucho mejor producidas) nos muestran, sin duda, a la mejor formación que ha tenido Machine Head, en toda su historia. Phil y Rob, en las guitarras, parecen siameses, dando cada uno lo que le falta al otro, y viceversa. La sección rítmica, formada por el "vikingo" de Adam Duce y el "Tintín" de McClain, suena de lo más viva y carroñera, muy en la linea del par de musicazos. Atrás, en el álbum de los recuerdos quedan Kontos, Mader y Luster, quienes ya han sido borrados del mapa, a base del buen riffeo, ganas, y carisma, del tremebundo Phil Demmel y de McClain. "Suplantadores" de iconos, y mejor que los mismos. Bestias de directo.
"I'm Your God Now" y "None But My Own", repaso al histórico "Burn my Eyes", y con dos de sus temas más impactantes, nos ametrallan, y le dejan el campo libre a "From This Day", "American High", "Nothing Left" y "The Burnig Red", para que las nuevas ondas del grupete, las "alterno-Numetaleras", no nos caigan tan mal, y nos suenen mejor (por eso de tener, ya, los oidos en carne viva, sangrando). Una idea bien maja, la de Rob. Muy listo. La verdad, la banda suena tan compacta y entregada, que todo lo que están soltando en la Brixton Academy suena que atruena. Machine Head están en una racha soberbia, y el directo lo tiene que reflejar, quieras o no.
La cosa se acaba, Flynn y sus muchachos se quieren follar a la cola de groupies que tienen a su derecha, pero antes, y para demoler, del todo, nuestros maltrechos huesos, "Davidian" (su máximo himno, y que en la Brixton, tal y como suena, asustaría al mismísimo Kerry King. Atentos a la megabatería de McClain) y "Supercharger" son "cagadas" por la banda, con un plus de mala baba respecto al originial, algo más afiladas, y con mucha participación de la "gentuza" que alucina frente a Phil, Rob, Adam y Dave.
Final epopéyico para un disco, que pese a no hacer justicia, realmente, al tipo de banda que son Machine Head en directo (yo los he visto en vivo varias veces y creo que son de las mejores bandas en vivo de todos los tiempos, y no he ido a pocos shows) cumple como "Live", como buen compendio de su mejor "carne" y como demostración, clara y concisa, de que Machine Head apestan a amos del cotarro.
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